jueves, 6 de marzo de 2008

EL PLACER Y EL DEBER

Que debemos trabajar es algo que es prácticamente indiscutible en nuestro mundo contemporáneo, occidental y capitalista. El que pretende vivir una vida que no esté centrada en un trabajo, o que evite en la mayor medida de lo posible el hecho de "ir a trabajar", seguramente será juzgado como un "vago", un "bueno para nada" y su actitud será reprobada por su familia y su entorno.

Aunque la mayoría de las personas que trabajan lleguen a sus casas exhaustos, estresados, con pocas energías para compartir con sus familias y amigos. Aunque la mayoría de las personas tengan trabajos que no los satisfacen, jefes que los maltratan, salarios bajos. Aguantar estas condiciones parece estar mejor visto que intentar evitarlas.

Pero no todas las sociedades tienen cánones de producción y acumulación intensivos como la nuestra. En muchas de las sociedades que podemos llamar clásicas o tradicionales, el ideal de vida no estaba signado por el trabajo, más bien todo lo contrario. En la antigüedad griega el trabajo estaba destinado a los esclavos y en la sociedad feudal del medioevo tampoco era bien visto por los nobles. Sin embargo no es esto una apología de la sociedad esclavista o feudal.

Lo que me interesa que pensemos es que el trabajo se ha vuelto algo tan asociado al deber, que hay muy poco lugar para entenderlo como una fuente de placer. Es muy común que el trabajo sea lo que hacemos "para comer" y luego si podemos realicemos actividades por puro placer, completamente separadas del trabajo.

Hay una canción muy conocida de Los auténticos decadentes que expone el problema sin medias tintas. Me parece muy importante entender esta letra en contra del título mismo, porque no se habla allí en contra de cualquier tipo de trabajo, sino del cambio de un trabajo alienante por otro gratificante.

Tuve un problema de difícil solución, en una época difícil de mi vida.
Estaba entre la espada y la pared, y aguantando la opinión de mi familia.
Yo no quería una vida normal, no me gustaban los horarios de oficina.

Mi espíritu rebelde se reía del dinero, del lujo y el comfort.
Y tuve una revelación, ya sé que quiero en esta vida.
Voy a seguir mi vocación será la música mi techo y mi comida.
Porque yo no quiero trabajar, no quiero ir a estudiar, no me quiero casar.
Quiero tocar la guitarra todo el día, y que la gente se enamore de mi voz.
Porque yo no quiero trabajar, no quiero ir a estudiar, no me quiero casar.

Y en la cabeza tenia la voz de mi viejo, que me sonaba como un rulo de tambor.
Vos mejor que te afeites, mejor que madures, mejor que labures.
Ya me cansé de que me tomes la cerveza, te voy a dar con la guitarra en la cabeza.
Vos mejor que te afeites, mejor que madures, mejor que labures.
Ya me cansé de ser tu fuente de dinero, voy a ponerte esa guitarra de sombrero.