La siguiente nota salió publicada en Revista Pan y Circo, Año 6, nº 51, p. 20. y me la acercó el Profesor Mariano Gaudio.
Me gustaría ver sus opiniones al respecto.
“El vago argentino tiene grandes excusas para no trabajar. Hasta hace poco, tras la crisis económica y el desempleo hacían que en Argentina conseguir trabajo sea una bendición, por lo que debía cuidarse en todos sus detalles (el currículum, la entrevista inicial, la vestimenta y el cumplimiento del horario estipulado por la empresa contratante). De aquellos días, seguramente muchos recuerden las largas colas de gente con diarios en la mano esperando una oportunidad, rezando por un llamado, festejando el haber tenido éxito en cada una de las etapas de selección o llorando los fracasos. Recuperado parcialmente el empleo, la experiencia de las consultoras se vio modificada.
Hoy no existe tanta demanda como en esos tiempos que parecen lejanos y hay postulantes que se dan el lujo de rechazar cuanta oferta se le haga, impartiendo las más imaginativas excusas o demostrando alta resistencia psicológica al esfuerzo laboral. Veamos algunas excusas: “No te llamé porque ya sé lo que me vas a decir […], la verdad es que me iba a presentar. Fui al lugar, hay un mostrador, una persona de seguridad, no te miento, fui. Pero no tenía dónde dejar el auto, di dos vueltas, y lo dejé en la calle. Iba a entrar a la empresa, pero… Mirá, no voy a empezar el trabajo porque la empresa no tiene estacionamiento”. Una consultora aseguró que reciben todo tipo de excusas y algunas realmente insólitas. Desde “nunca me avisaron que hoy tenía que empezar” hasta les cortan el teléfono porque conocen el ID de la empresa. También algunos dicen “no me gustó la cara del dueño”. La licenciada Viviana Rossi recuerda que un desempleado le dijo: “No puedo empezar a trabajar porque me tengo que ir de vacaciones” y otro que le aseguró “no encontré la calle”. A la vez recordó otra de las excusas más insólitas que le tocó escuchar: “una mujer me dijo que no iba a trabajar porque le quitaba tiempo para cocinar”. Adriana Di Medio, a cargo de selección de Marcelo Alvarez y Asociados SRL, confesó que no puede olvidar una de las excusas que le han interpuesto para abandonar un trabajo recién iniciado: “una promotora en un supermercado comenzó un trabajo y al día siguiente faltó. Me llamó el supervisor y me dijo que me comunicara con ella porque había fallecido la madre. La llamo a la casa y me atiende una mujer. Le pregunto por la chica y ahí se me ocurrió preguntarle de paso con quién tenía el gusto de hablar. Me dijo: soy la mamá. Esta chica vino después, para dar la baja, y no me pidió disculpas. Yo le di mis condolencias”, dijo. La licenciada afirmó que tiene que ver con la educación, que fue empeorando con los años.
El vago argentino no quiere trabajar y no hay excusa que sirva para cambiar la situación. Si no quiere hacerlo es porque está cómodo donde está y seguramente no lo necesita como lo dice”.
martes, 1 de julio de 2008
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